Señoras y señores, estimados lectores: hoy les voy a contar una historia un poquito asín que cualo. A mí me ha producido una sensación extraña, a medio camino entre el escalofrío y la desnudez.
Vamos allá, sin anestesia; nos cuenta Gaceta.es que «El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero utiliza desde 2004 un software fabricado por Ericsson capaz de pinchar todos los teléfonos de España al mismo tiempo.» Léanselo, que es muy interesante. Se llama Sitel, y asusta un poco. Con esos datos en la mano, queda claro que es una realidad sobre la que podemos discutir y reflexionar, pero es lo que hay, y es imparable: el Gobierno tiene la capacidad de escuchar tus conversaciones teléfónicas con un clic (quizá dos). Olé y olé. Posiblemente, y en buenas manos, sean herramientas muy útiles para enganchar a la gentuza: asesinos, violadores, cabrones en general. Pero me parecería mejor que alguien designado por el poder judicial vigilara a los vigilantes. O sea, la separación de poderes tan primaria que tenemos, pero por la que hay que pelear o se la comerán del todo. Si no me falla la memoria fue Alfonso Guerra el que dijo aquello de que «Montesquieu ha muerto». Dios exista y nos pille confesados.
Porque, ¿qué pasa si hay un error? ¿Qué pasa si te controlan porque en algún punto de un proceso manual baila un dígito de un D.N.I. y se comete un fallo, o tus apellidos se parecen a los de un cabrón? ¿Y qué pasa si esa información no se gestiona bien y se saltan lo de solicitárselo al juez? Y prefiero pensar que no son muchos, aunque no tengo datos, pero ¿qué pasa con los miembros corruptos de los escuchantes? ¿O es que no hay? ¿Quién vigila al vigilante?Estamos acostumbrados a que estas cosas salpiquen a los partidos políticos (de hecho, tenemos una historia de estas en danza ahora, ya veremos qué pasa), pero a mi juicio la cosa es más grave: supera la delgada línea que hace que pasemos a ser para los Estados súbditos en vez de ciudadanos. «Si no tienes nada que esconder, no tienes nada que temer», dicen algunos. La Virgen, qué argumento. Si no tengo nada que esconder, ¿a ojos de quién?
No os dejéis de leer también este post de Eduard Punset. Para mí, dardo en la diana.
Citas:
«Un patriota debe estar siempre preparado para defender a su país de su gobierno», Edward Abbey dixit.
Vía Kriptópolis
No hay comentarios:
Publicar un comentario