Veamos. Con un cierto esfuerzo de empatía puedo entender la sensación del escritor que, con sólo darle a «Publicar» puede llegar a miles de millones de lectores. Bueno, vale, rebajemos: mucha gente en el mundo no tiene Internet (muchos no tienen ni agua corriente y nosotros aquí tan pichis, pero esto da no para un post si no para una vida), no habla/lee tu idioma, etc. Pero son muchos los potenciales lectores, muchísimos.
Y entonces dice alguien: ¡ahí hay dinero! Claro que lo hay, pero esto también se desvía de mi tema de hoy: el escritor llega a sus lectores quitándose de en medio al jefe, al editor, al dueño, a los correctores y, al parecer, a un largo etcétera. Este punto de vista lo da, creo, muy bien, Andrew Sullivan (traducción al castellano, aquí, donde no recuerdo cómo he llegado :-), pero el mío es otro.
¿Escribo para que me lean? Realmente, no. O al menos, no en un sentido estricto. No pretendo tener miles de lecturas y comentarios al día (aunque, por favor, si quieres decirme algo no te cortes. Sí, es a tí ;-); no pretendo darme a conocer en un mundillo en particular. No pretendo ser famoso (¡Dios exista y me libre!) aunque no estaría mal forrarme de pasta, pero no estoy dispuesto a todo. Tampoco me estoy publicitando ni soy periodista. No escribo libros ni vendo nada. De momento, este blog seguramente es el germen de otro más centrado, pero por algún sitio había que empezar. Tampoco es esto, evidentemente, un diario.
Lo que pretendo es tener un «repositorio» (me encanta esta extraña palabra, y además es correcta) de ideas, fondos conceptuales, enlaces a cosas interesantes para acercarme (casi siempre) a uno de mi objetivos: hacer software libre sanitario, pero intentando saber lo que hago. Después se vende instalación, formación, mantenimiento y/o cualquier cosa que un cliente pida y se le pueda dar, y todos tan amigos. Eso probablemente no llegue a tomar cuerpo nunca, pero asumo que aprenderé mucho por el camino (¿he dicho esto antes?) y es más que suficiente. No debo dejar de aprender.
Por otra parte, me niego a tener más blogs, uno por tema que quiera tocar. Así que, al menos de momento este desastroso cajón permanecerá abierto. Y pensar que me creí ingenioso y original por el chiste del cajón... A veces me gustaría saber con antelación de qué guindos me tengo que caer. Para ganar tiempo y ahorrar magulladuras, más que nada.
jueves, 27 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Ánimo y no desistas. Lo lea quien lo lea es tuyo, los has parido tú y aunque ahora parece pequeño dejará de serlo. Pero además, dentro de un tiempo cuando mires para atrás no tendrás la sensación de que podías haberlo intentado y no lo hiciste.
Dicen que los comienzos son difíciles y tu ya has empezado. A partir de ahora todo ganancias.
No dejes de poner ladrillos en esta tu nueva obra que todo parece insignificante cuando empieza
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